martes, 15 de julio de 2014

¿Los filólogos traductores son intrusos?

Fue poner un pie en la universidad y meternos en la cabeza que los filólogos (y las filólogas) que se dedican a traducir son intrusos porque suelen combinar su actividad docente, o cualquiera que sea su profesión, con la traducción. Por eso, como este trabajo no es su medio de vida, pueden permitirse aceptar tarifas más bajas, perjudicándonos de esta manera a los traductores profesionales, los que solo vivimos de la traducción. ¿Qué hay de cierto en todo esto?

Al principio me indignaba cuando oía hablar de alguien que no había estudiado Traducción e Interpretación pero traducía, sin embargo, con el paso del tiempo me he dado cuenta de que no hay que ser tan radical. Además, ¿acaso no hay traductores que se dedican a la enseñanza? ¿También son intrusos? En mi opinión, todo depende.

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Hay muchos estudiantes de bachillerato que cuando tienen que decidir en qué quieren trabajar el resto de su vida no lo tienen muy claro, optan por estudiar una filología porque les gusta la lengua y con el paso del tiempo se dan cuenta de que les encantaría dedicarse a la traducción. También hay muchas personas que no llegan a la nota necesaria para entrar en Traducción e Interpretación y por eso deciden estudiar una Filología. ¿Qué pasa? ¿No van a poder vivir nunca de lo que les gusta? 

Yo creo que la clave está en la formación. Lo ideal sería que un traductor jurado/médico/ingeniero... estudiara ambas carreras (Traducción e Interpretación + Derecho/Medicina/Ingeniería…), sin embargo, no todo el mundo puede permitírselo por falta de tiempo, dinero o las dos cosas. En la mayoría de los casos basta con hacer un curso especializado en dicha materia o cursar un máster para llegar a ser un buen profesional en ese campo. También hay muchos licenciados en Traducción e Interpretación que descubren que su vocación es la enseñanza y no por ello tienen que estudiar Magisterio, sino que un máster en profesorado o un curso de español como lengua extranjera, por ejemplo, les es suficiente para ejercer.

Por eso creo que ni todos los filólogos traductores ni todos los traductores profesores son intrusos, sino que todo depende. Tenemos que decidir nuestro futuro siendo muy jóvenes y no todo el mundo lo tiene claro desde el principio. Se puede llegar a ser traductor o intérprete por caminos diferentes y me parece fenomenal que la gente con formación se dedique a la traducción siempre y cuando ofrezca tarifas competitivas. Por supuesto, lo que sí me indigna son las personas que han pasado un mes en el extranjero o las que dicen que saben «un poco de inglés» y quieren ganarse un «dinerillo extra» a costa de hacer traducciones por precios irrisorios, porque en ese caso sí son intrusos.

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