sábado, 10 de marzo de 2012

Introducción a las memorias de traducción

Las clases de esta semana de Informática aplicada a la traducción han estado dedicadas a las memorias de traducción (MT). Las estuvimos comparando con los programas de traducción automática (TA), a los que dedicaré otra entrada porque creo que tienen mucha miga y prefiero explicar cada cosa poco a poco.
La verdad es que tenía ganas de aprender de una vez por todas cómo se utilizan las memorias de traducción puesto que llevo toda la carrera oyendo hablar de ellas, pero nunca las había utilizado. Lo único que sabía es que están formadas por corpus de textos y con estas clases he aprendido que sirven para crear bases terminológicas, fuentes de consulta y, además, nos ofrecen diferentes formas de revisión.
Su procedimiento se asemeja al de un traductor automático basado en estadísticas, es decir, que los textos que traducimos se van almacenando en la MT y en ellas se origina un bitexto, que es la fuente de alimentación del programa. Cuando vamos a traducir un texto nuevo, el sistema consulta toda la información almacenada y, si encuentra algo idéntico o similar, propone su traducción, no obstante, siempre será el traductor el que modificará el texto a partir de la información que ha recibido. Hicimos un ejercicio en clase para poner esto en práctica: tradujimos un fragmento de un manual de instrucciones en Google Translator, copiamos el resultado en Word y usamos el control de cambios para ver qué tipos de correcciones debíamos hacer. A continuación, repetimos el ejercicio, esta vez utilizando Babel Fish, el traductor de yahoo. 



Me sorprendió el hecho de que hubiera tanta diferencia entre la traducción del primero con respecto al segundo. Tuvimos que revisar y hacer menos cambios en la traducción de Google, la verdad es que estaba bastante bien (para ser un traductor automático, claro, porque algo que vimos todos es que es más fácil traducir desde cero que tener que revisar y hacer tantas modificaciones). Lo que ocurre, es que el resultado del Babel Fish fue un desastre porque ¡¡ni siquiera tenía la letra ñ!! Por lo tanto, la conclusión a la que llegamos tras el ejercicio fue que estos traductores en línea no sirven para publicar ya que la forma es mejorable, pero que ayudan a interpretar el contenido.
Continuando con las memorias de traducción, sabemos que obtienen resultados muy buenos cuando se traduce un texto de una tipología que ya hay en la memoria, especialmente los textos técnicos, los que tienen mucha repetición interna o estructura muy fija como los textos legales o las actualizaciones de documentos ya traducidos). Cuando esto ocurre, se pueden aprovechar muchas frases e, incluso, párrafos enteros y le ahorran mucho tiempo al traductor. Por el contrario, si el texto no tiene referencia, el traductor deberá traducirlo completamente, pero esto no caerá en saco roto puesto que se almacenará y se aprovechará para futuras traducciones.
Trados, Déjá Vu y Omega T son algunos ejemplos de programas de memorias de traducción. En clase utilizamos Omega T, probamos su funcionamiento con el mismo texto que habíamos traducido en el anterior ejercicio. Lo primero que hay que saber cuando se trabaja con MT es que se habla de proyectos, no de archivos. Pues bien, lo siguiente que hay que hacer es crear un proyecto en el que aparecerán varias carpetas, las más importantes son Source y Target. En la primera tendremos que meter todos los documentos que queramos traducir y en la segunda se generará la traducción. Una vez hayamos guardado el texto que vamos a traducir, le damos a la tecla F5 y éste se cargará en la pantalla del programa de tal manera que podremos empezar a traducir. La traducción se lleva a cabo poco a poco, es decir, se van señalando frases o párrafos pequeños y los vamos traduciendo.
La ventaja de las memorias de traducción es que a medida que se traduce, el resultado será de mayor calidad que un programa de traducción automática. Sin embargo, tienen que ser MT con contenidos relacionados con la nueva traducción, lo cual es difícil, lo que ocurre es que aunque no se encuentre una frase exacta, puede haber palabras dentro de una fraseología que nos pueden ayudar. Por lo tanto, las memorias de traducción son herramientas orientadas a ayudar la labor del traductor y son muy útiles puesto que facilitan una traducción coherente, especialmente en el ámbito especializado; y natural, lo cual sólo se consigue con la revisión humana.

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