Hace unos días os traía la entrevista de Nuria,
una amiga de la carrera que tuvo la suerte de trabajar como auxiliar deconversación en Dublín. Hoy os presento a otra compañera, Laura, que estuvo al
mismo tiempo en la ciudad francesa de Burdeos. Os recomiendo que la leáis porque
presenta otro punto de vista al de Nuria y cuenta muchos detalles interesantes.
Sin más dilación, os dejo con ella.
Una facultad de la universidad de Burdeos |
¿Cómo
fue tu primer día como auxiliar de conversación?
Un poco caótico, porque uno de los
centros en los que debía trabajar estaba en obras y me redirigieron a dos: uno más céntrico y otro que estaba en las
afueras de Burdeos. Además de eso, los primeros días solo tuve que presentarme
y observar cómo trabajaban los profesores.
¿Cuántas
clases tenías y de qué edades eran los alumnos?
En total, me encargaba de siete grupos distintos y los alumnos
tenían entre 11 (los más pequeños) y 14 años (los más mayores y, por lo
general, los más problemáticos).
De entre estos alumnos, había algunos
que pertenecían a la Sección
Internacional Española (como los colegios bilingües que proliferan ahora en
España, pero con un sistema realmente bien planteado) y a la Sección Internacional Norteamericana.
¿En
qué consistían exactamente las clases y cómo te las preparabas?
En principio (al menos, en el caso de
Francia), el auxiliar de conversación trabaja como apoyo del profesor, es
decir, nunca debe ocuparse solo de un grupo entero; en otras palabras, el
auxiliar no es igual al profesor y no debe sustituirlo. Esta es la teoría,
porque la práctica es distinta…
Como auxiliar de conversación tuve que desempeñar distintas tareas que
dependían del profesor (como ya he dicho, estaba a cargo de siete grupos y
dependía de cuatro profesores, aunque había uno principal, al que
debía rendir cuentas, para que se entienda). Estas tareas iban desde
complementarme con el profesor y fomentar
la interacción oral de los alumnos mediante actividades de expresión oral y
talleres, hasta quedarme con la mitad de
un grupo durante una hora sin ningún tipo de indicación o estar simplemente sentada junto al
profesor y levantándome solo para escribir en la pizarra o para hacer
fotocopias… Y, por supuesto, nos habían advertido de que no podíamos corregir a
los profesores en ningún caso, y tuve que presenciar cómo los profesores
corregían a los alumnos porque el bocata estaba mal, ya que se
decía *la bocata…
Como podréis deducir, realmente era
auxiliar de conversación cuando trabajaba codo con codo con los profesores para
ayudar a los alumnos a expresarse oralmente en español (y he de decir que así conseguimos muy buenos resultados al final
de curso), porque, cuando me limitaba a observar las clases, los alumnos
franceses no aprovechaban la ventaja de tener a una persona española en su
clase.
Con respecto a cómo me preparaba las
clases, cuando mi trabajo no consistía en ser una mera observadora, intentaba
buscar siempre materiales que, por una parte, divirtieran a los alumnos y que,
por otra, fomentaran, sobre todo, su expresión oral. El resultado eran actividades divertidas con las que los
alumnos pasaban un buen rato y casi no
se daban cuenta de que estaban hablando en español y, en definitiva,
aprendiendo, que era mi objetivo.
¿Qué
fue lo más difícil?
En mi opinión, lo más difícil fue que tanto los profesores como los alumnos
reconocieran mi trabajo. En otras palabras, que los profesores se dieran
cuenta de mi posición (me veían como una simple becaria) y de las cosas
que podía aportar, y que los alumnos me vieran como a una profesora que podía
ayudarles, y no como a algo indefinido entre profesor y alumno.
En cuanto a esto último, he de decir que
los alumnos me valoraban de forma distinta en función del grupo y también en
función del profesor: los más agradecidos, sin duda, eran los de la Sección
Internacional y también los que estaban a cargo de la profesora de ese mismo
grupo, aunque no fueran bilingües.
Burdeos |
¿Tienes
alguna anécdota que quieras compartir?
La única anécdota que se me ocurre ahora
mismo se deriva de la costumbre que tenían en ambos centros educativos de confundirme con una alumna (y eso que
las más mayores tendrían, como máximo, 14 años). Para no extenderme mucho, lo
resumiré: después de varias veces en las que me llamaron la atención por
acceder al recinto por la entrada de los profesores o no ponerme en fila junto
a los demás alumnos para entrar en el colegio (esa práctica que aquí teníamos
solo y como mucho en primaria), ya empezaba a estar un
poco quemada del asunto. Así, una vez que estaba esperando al
profesor en la puerta de la clase, como era mi costumbre, vino una profesora a
regañarme (sí, a regañarme), preguntándome qué hacía ahí y no en el patio,
junto a mis compañeros.
Como os podréis imaginar, le respondí
que lo que hacía era esperar al profesor en cuestión, pero eso no fue
suficiente para ella, ya que insistió en qué me hacía especial para estar ahí
esperando, qué me creía yo, en qué me diferenciaba yo de los demás alumnos (lo
cierto es que yo incluso disfrutaba un poco viendo cómo metía poco a poco la
pata cada vez más)… Así, llegó un momento (realmente, el momento en el que me
permitió responder) en el que le dije que la razón era que yo no era una alumna, sino la auxiliar de conversación de español.
Os podéis imaginar el corte que le pegué… No volvió a olvidarme durante el
resto del curso.
¿Qué
consejo le darías a alguien que esté pensando en pedir la beca de auxiliar de
conversación?
Que se prepare porque no todo va a ser
dar clases en un ambiente distendido (o sí, nunca se sabe) porque podrá haber contratiempos o que te
pidan cosas para las que no estás preparado. Además, y sobre todo, que tenga
una enorme capacidad de adaptarse a cualquier cambio y situación, y una gran imaginación para pensar
actividades que gusten y reinventarlas si a los alumnos no les convencieran (y
llevar siempre una actividad preparada de más: ¡no hay nada peor que darse cuenta
de que queda media hora de clase y no tienes nada más que hacer!).
Además, también es necesario conocer la cultura española o, si no,
saber buscar aquello que quieran saber los profesores, pues podrán pedirte (de
un día para otro o incluso en el mismo día) desde que les expliques a los
alumnos a Goya o el arte de Latinoamérica, pasando por la geografía española,
el sistema educativo español o cómo se vive la Navidad en España, con lotería y
uvas incluidas. Eso sí, que tenga por seguro que va a aprender muchísimo, tanto de la cultura del país al que vaya
como, aunque parezca que no, de la propia.
¡Gracias por contarnos tantos detalles de tu experiencia bordelesa, Laura! Nos has ofrecido una visión muy clara del trabajo de un auxiliar de conversación, tanto lo bueno como lo no tan bueno, y seguro que tus consejos ayudan mucho a todos los que se estén planteando pedir esta beca.
¡Gracias por contarnos tantos detalles de tu experiencia bordelesa, Laura! Nos has ofrecido una visión muy clara del trabajo de un auxiliar de conversación, tanto lo bueno como lo no tan bueno, y seguro que tus consejos ayudan mucho a todos los que se estén planteando pedir esta beca.
Donde puedo contactarte para que me ayudes con unas preguntas que tengo
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